El disco de Detroit

El verano de 1967 marcó un antes y un después en la vida de los hermanos Samuel y Richard Cooper, dos jóvenes residentes de Detroit, Michigan. Lo que comenzó como una noche tranquila en las afueras de la ciudad terminó convirtiéndose en uno de los casos de avistamientos de objetos voladores no identificados más documentados en la región. La experiencia de los hermanos ha sido objeto de múltiples investigaciones, tanto oficiales como independientes, y hasta el día de hoy, el misterio persiste.

 

La experiencia de los hermanos Cooper inspiró numerosas teorías conspirativas y avivó el interés por el fenómeno OVNI en Detroit y sus alrededores. En años posteriores, otros residentes reportaron avistamientos similares cerca del lago, aunque ninguno tan detallado como el de los hermanos. Este caso se ha mencionado en documentales y libros especializados sobre ufología, consolidándose como una de las historias más intrigantes de la década.

La noche del avistamiento

Era una noche calurosa de agosto, y los hermanos decidieron salir a un claro cerca de un lago para observar las estrellas. Alrededor de las 22:00 horas, mientras se relajaban en una colina apartada, Samuel notó algo inusual en el cielo: un objeto luminoso con forma ovalada que se movía de manera errática. Según su relato, el objeto cambiaba de color, pasando del blanco al naranja brillante, y emitía una especie de zumbido leve, como el de una corriente eléctrica.

«Pensé que era un avión, pero su movimiento no tenía sentido», recordó Samuel en una entrevista años después. El objeto se detuvo de forma repentina en el aire, como si los estuviera observando. En ese momento, Richard apuntó hacia el horizonte: otros dos objetos más pequeños parecían emerger de detrás de una colina, siguiendo una trayectoria en formación triangular alrededor del objeto principal.

Un encuentro inexplicable

Los hermanos describieron cómo el objeto principal descendió lentamente hasta flotar sobre el lago. La luz se reflejaba en el agua, creando un efecto visual hipnótico. De repente, se produjo un destello brillante que iluminó toda el área durante unos segundos. Richard afirmó que, en ese momento, experimentó una sensación de hormigueo en todo el cuerpo, como si una corriente eléctrica invisible lo hubiese atravesado.

Ambos corrieron hacia su coche, estacionado a unos cientos de metros, pero al intentar encenderlo, el motor falló. Curiosamente, los relojes dentro del vehículo dejaron de funcionar, como si el tiempo se hubiera detenido brevemente. Minutos después, los objetos ascendieron nuevamente en el cielo y desaparecieron a una velocidad increíble.

Investigación y controversia

El avistamiento fue reportado a las autoridades locales y posteriormente atrajo la atención del Proyecto Libro Azul, un programa de investigación sobre fenómenos aéreos no identificados dirigido por la Fuerza Aérea de los Estados Unidos y fue investigado por el mismísimo Allen Hynek. Los investigadores entrevistaron a los hermanos, quienes mantuvieron sus versiones consistentes, a pesar de la presión para que reconsideraran los detalles.

Los expertos del proyecto no pudieron proporcionar una explicación convincente. Aunque algunas hipótesis sugirieron que se trataba de globos meteorológicos o aviones experimentales, los movimientos descritos por los testigos eran incompatibles con cualquier tecnología conocida en ese momento.

Por otro lado, los escépticos señalaron que la histeria colectiva relacionada con los avistamientos OVNI era común durante los años 60, en el contexto de la carrera espacial y la Guerra Fría. Sin embargo, la coherencia del testimonio de los hermanos Cooper y la ausencia de pruebas concluyentes para refutar su relato han mantenido el caso en el ámbito del misterio.

¿Realidad o ficción?

A más de cincuenta años del incidente, el avistamiento en Detroit sigue siendo un tema de debate. Para algunos, es una prueba más de que no estamos solos en el universo. Para otros, es un ejemplo de cómo el miedo y la fascinación por lo desconocido pueden influir en nuestras percepciones.

Lo cierto es que aquella noche de 1967 dejó una marca indeleble en la memoria de dos hermanos que, sin buscarlo, se encontraron con un misterio que sigue sin resolverse. ¿Qué vieron realmente Samuel y Richard Cooper? Tal vez, el cielo de Detroit aún guarde las respuestas.